Fue un caso humano que llegó a la conciencia de todos los peruanos. Todos estuvimos pendientes de la búsqueda incesante que realizaba su padre y sus familiares. Y todos sufrimos por igual, cuando se llegó al desenlace triste de saber que Ciro estaba muerto.
En esta provincia de Huaura, llegó a las fibras de todos, la presunta desaparición de esta jovencita llamada Andrea. Sus padres y amigas, juraban y rejuraban que nunca había tenido enamorado. Que era una chica modelo, inocente, cándida. Y todos les creímos.
Creímos ingenuamente que una moto la seguía y que en pleno centro, lo habían raptado. Justo por el local del duro, donde muchos estudiantes sin medir el peligro, estudian en una academia que no reúne ninguna garantía.
En la mañana de hoy viernes 30 de marzo, escuchábamos las plegarias desesperadas de la madre que imprecaba a los policías que no colaboraban con la búsqueda, mientras que la supuesta raptada ya se aprestaba en Lima, a tomar un ómnibus para que en compañía de su futura suegra, viajar a Huacho, a arreglar con los padres desesperados, un pronto matrimonio entre los “desaparecidos”.
Esperamos una vez más que cuando haya un caso real, no mostremos nuestra indiferencia y solidaricémonos siempre con los familiares.
Por la actitud negativa de uno, no podemos dejar de ser solidarios como siempre, con quienes verdaderamente sufran un atentado.
Lo cierto es que en nuestra campiña huachana, pronto habrá matrimonio, si es que el raptor no se va antes a Carquín.
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