miércoles, 8 de enero de 2014

EL VELASCATO DEJÓ AGONIZANTE AL DIARIO “LA PRENSA”


EL VELASCATO TOMÓ LOS DIARIOS PARA LIQUIDARLOS



(Nota del recuerdo a propósito de la cantaleta: “la concentración de medios de comunicación”)

El 01 de noviembre de 1968, el golpista Juan Velasco Alvarado  clausura  los diarios “Expreso”, “Extra” y “La Tribuna”, la revista “Caretas”, el semanario  “Unidad” y “Radio Continente”.

El diario “La Prensa”, se constituyó en el segundo periódico más importante de nuestra Patria durante las décadas del 50 y 60,

Se encontraba ubicado en el Jirón de la Unión (calle Baquíjano), y de  allí su sobrenombre  de “El diario de Baquíjano”.

Por esos años era dirigido por Pedro Beltrán Espantoso uno de los más encarnizados críticos de Manuel Prado Ugarteche, que se vió obligado a llamarlo para otorgarle el cargo de Primer Ministro.

Por “La Prensa” desfilaron los mejores periodistas de esa época como Arturo Salazar Larraín, Mario Castro Arenas, Elsa Arana Freire (que dirigía la revista “7 días, que era el dominical de este diario). También se recuerda a Enrique Chirinos Soto y  el arte de Fairlie, extraordinario dibujante creador de “Sampietri” y “Serrucho”, monos que se publicaban en  “Última Hora”, que era el vespertino de “La Prensa”.

Cuando Juan Velasco Alvarado da el golpe de estado y destierra al Presidente Constitucional Fernando Belaunde Terry, “La Prensa”, asume un rol protagónico de lucha y se enfrenta a la dictadura,  a diferencia del diario “El Comercio” que se mostró muy pasivo con el golpista.

Producto de este enfrentamiento es que Velasco Alvarado,  bien secundando por su pintoresco Ministro del Interior, Armando Artola Ascárate  (ya se había cambiado el nombre de Ministro de Gobierno y Policía), elaboran un oprobioso “Estatuto de la Libertad de Prensa” -  Decreto Ley 18075, el mismo que es estrenado con el diario “La Prensa”.

Ese estatuto señalaba en uno de sus articulados que para ser director de un medio de prensa, se tenía que residir permanentemente en el país y se consideraban como no residentes a los que salían constantemente del país, como era el caso de don Pedro Beltrán Espantoso.

El nefasto estatuto tenía nombre propio y estaba dirigido a quien le hacía la vida imposible a la dictadura militar y que era el director del diario “La Prensa”.

Ante esta circunstancia el directorio de La Prensa, se ve obligado a nombrar como nuevo director al sobrino Pedro Beltrán Ballén.

Pedro Beltrán Espantoso, tuvo que quedarse a residir en los Estados Unidos en calidad de exiliado.
En Marzo de 1970, Velasco Alvarado expropia los diarios “Expreso” y “Extra”, de propiedad de Manuel Ulloa, que había sido Ministro de Hacienda de Fernando Belaunde Terry (luego pasó a llamarse de Economía y Finanzas).
En el año  1974 el gobierno militar  expropia todos los diarios y en el caso de “La Prensa”, se nombra como director al educador Walter Peñaloza.

La fidelidad de muchos periodistas a su centro de labores, le hizo la vida imposible a Peñaloza. En Agosto de 1975, cuando Morales Bermúdez da el golpe de estado contra Velasco Alvarado, designa a Gilberto Escudero, como el nuevo director de “La Prensa”.

Escudero Oyarce  era  hombre de confianza de los militares golpistas, pero sólo duro hasta julio de 1976 en que es remplazado por Luis Jaime Cisneros.

Este director trató de sacar a flore al diario, que ya mostraba flaquezas. Su tiraje había caído a la mitad, viéndose obligado a renunciar en 1978.

Es remplazado por el abogado Alfredo Quispe Correa, que tampoco duró mucho, ingresando como último director de la tiranía,  Carlos Quiroga, en 1980.

Don Pedro Beltrán Espantoso no pudo resistir al enterarse como su famoso periódico que tanto había costado levantar, se venía a pique. En febrero de 1979, fallece en Nueva York.

El 30 de Julio de 1980, dos días después de asumir por segunda vez, los destinos del Perú, el Arquitecto Fernando Belaunde Terry, publica la Resolución con el que devuelve los diarios a sus legítimos propietarios.
Miriam Kropp, viuda de Pedro Beltrán Espantoso,  volvió a Lima para presidir el Directorio en un intento sobrehumano de reflotar el periódico, pero la suerte estaba ya echada.

Quienes manejaron por seis años esta empresa, lo llevaron a la ruina y el esfuerzo de Arturo Salazar Larraín, no pudo con la realidad: “La Prensa” estaba quebrada.

Una de las decisiones más inteligentes de Arturo Salazar Larraín, fue la de  borrar de la historia del diario,  los años militares y sobre todo, eliminar el recuerdo de los directores diciendo “Que caiga sobre ellos un piadoso olvido”.

El retorno de “La Prensa” a la vida democrática fue muy tardío. Los “Mastines” de Velasco Alvarado (así se conocía a los periodistas que trabajaron para la dictadura), habían pasado de obreros y empleados a ejercer las gerencias y derrocharon todo el capital de los periódicos tomados, especialmente de La Prensa, Expreso y Extra.

Hoy, en pleno siglo XXI, los “MASTINES” quieren retornar. Con la cantaleta de la “concentración de medios de comunicación”, los mastines quieren volver a posesionarse de los medios de prensa democráticos, contando con el apoyo del admirador de los  tiranos Velasco y Chávez.

P.D.

Y a propósito de “MASTINES”, hay una autoridad conocido en Cañete como el “papichoro” que tiene más de 100 “MASTINES” a su disposición, listos para morder a sus enemigos en plena campaña electoral.

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