La conversación
informal del 22 de junio de 1992 con Pedro Yauri Bustamante
En el año 1989, Pedro Herminio Yauri Bustamante, conducía un sintonizado programa en Radio Universal de
Huacho, que en esa fecha se ubicaba en la primera cuadra del Jr. Bolognesi, al
costado de las oficinas de la empresa “América”.
Cuando estaba en pleno programa, tocan a la puerta del segundo piso y Yauri,
que estaba en la tanda comercial, abre la ventana y es encañonado por un hombre
enmascarado.
Le entrega un casete ordenándole a que lo difunda, bajo amenaza.
Pedro se vió obligado a difundirlo, porque algo más le dijo el sujeto. A los
pocos minutos, la calle Bolognesi estaba rodeada de un operativo policial nunca visto y
sacaron a empellones a Pedro Yauri y a sus acompañantes, llevándosele detenido
al local de la ex PIP, en el óvalo de Huacho.
Pedro, fue salvajemente maltratado y estuvo detenido durante 45 días. Como
no pudieron encontrarle ninguna vinculación con alguno de los grupos
terroristas salió libre.
Después de este percance, Pedro Yauri observaba que ya todo no era igual. Su
intuición le decía, que todo había cambiado desde aquel día en que fue detenido
a la fuerza, sin cargo alguno. Él había sido chantajeado para que se difundiera
el audio con contenido subversivo, pero no le quisieron entender, ni creer.
Aquel 22 de junio de 1992
Sábado 22 de junio de 1992, hora 4.00 PM. Pedro Yauri sale de las
instalaciones del Club Tenis Huacho, un poco alegre. Había estado celebrando y
se retiraba, cuando circunstancialmente pasaba por esa vereda un colega suyo, a
quien lo saluda efusivamente y lo invita a tomarse unos tragos. Caminan hacia la esquina Grau con Moore y en esos instantes pasaba una
camioneta conducida por un empresario amigo común de ambos, que al verlos, se
estaciona unos metros adelante y suben a la misma, dirigiéndose hacia Huaura.
En el trayecto el amigo empresario les dice que se va a Huaura a saludar a
sus amigos del Club “Jorge Chávez”, que el día anterior (21 de Junio), había
estado de aniversario, pero que por ser viernes
habían postergado la fiesta para ese día sábado.
La camioneta del amigo empresario contaba con una casetera y a través de ella difundía una canción muy
pegajosa de ese año: “Que no quede
Huellas”, interpretada por Rodolfo.
Pedro, comenzó a manejar la casetera y a cada rato repetía esa canción y la
tarareaba con énfasis.
Pedro Yauri, era muy conocido en Huacho y alrededores. Al llegar al local
del club, en la calle Fumagalli de Huaura, Pedro es recibido con euforia por
los dirigentes del “Chávez” que se preparaban para la fiesta de la noche.
El amigo empresario había jugado en sus años mozos defendiendo la gloriosa
camiseta del “Jorge Chávez” y se puso una caja de cerveza para compartirlo con
los presentes. Se hicieron dos grupos. Por un lado el amigo empresario y los
dirigentes y por el otro, Pedro con su amigo periodista.
Pedro ya estaba avanzado en copas y comenzó un diálogo con su colega. Recordó
su vida de niño y como llegó a Huacho. Que siempre le gustó ser locutor. Por
momentos se ponía melancólico y en otro momento reía.
“ESTOS CSM COMENZARON A NINGUNEARME
Y MALETEARME”
Llegó el momento que Pedro comienza a contar el día que fue detenido por
haber difundido un casete con mensaje subversivo. Lo narró con lujo de detalles.
Refiriéndose al grupo terrorista señaló: “Esos pendejos me habían hecho un reglaje.
Sabían dónde vivía y con quien”. “No me quedó más remedio que pasar el casete,
porque si no iban a atentar contra mi familia y contra mí”.
“Por eso caballero nomás”, y sonrío.
“Después que salí de cana, varios de tus coleguitas comenzaron a
ningunearme y a maletearme, relacionándome con sendero. Tuve que sacarle la m… a uno de ellos, porque ya me tenía cojudo”.
“Me miraban como un paria, parecía que veían a un leproso”.
Pedro se desahogaba con cada
vaso. Estaba contando su verdad y la forma como se comportaron con él, sus
propios coleguitas, algunos de ellos que hoy ponderan en nombre de su memoria,
olvidando como actuaron en vida con él.
EL RETORNO DE HUAURA Y LA
DESPEDIDA FINAL
Aproximadamente a las nueve de la noche, fue el retorno a Huacho. El amigo
empresario estaba sobrio, como buen responsable, pero Pedro estaba más alegre
que nunca y apenas subió a la camioneta comenzó a manipular el casete.
En los 15 a 20 minutos que duró el viaje de retorno, Pedro colocó un promedio
de cuatro veces la canción premonitoria: “Que no quede huellas”. Lo tarareaba
con gusto y se acompañaba golpeando con sus manos el tablero de la camioneta.
Al llegar a la esquina de “28 de julio” con Moore, Pedro le dijo al amigo
que allí se quedaba. El amigo le manifestó que lo llevaría hasta su hogar, pero
se negó, se bajó dando un fuerte abrazo a sus contertulios y se marchó.
El lunes 24 de junio de 1992, en horas de la mañana se conoció la fatal
noticia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario