En el año 1942, en la Imprenta
Libertad de Cruz Blanca (Hualmay) sale a la luz la obra maestra de Jorge Ortiz
Dueñas, Hermógenes Colán y Alfredo López
Romero: “CHANCAY PROVINCIA NUESTRA”,
en el que se plasmaba el sueño visionario de estos intelectuales.
Es a partir de ese año que se dan
las primeras señales de la necesidad que la entonces frondosa Provincia de
Chancay se convierta en Departamento.
Eran los años que la provincia de
Chancay contaba con los distritos de Huaral, Barranca y Huacho. Cajatambo
todavía contaba como distrito a Oyón y por el sureste, la provincia de Canta, complementaba el posible
territorio departamental.
Fue esa pléyade de intelectuales,
que dieron los primeros pasos para tratar de desligarnos de Lima Metropolitana.
A ellos se suma la
intelectualidad y la juventud de los años 60, en plena lucha por la separación
de la Universidad del Centro y para no ser más una filial, sino una auténtica Universidad,
lucha que da sus frutos a fines de 1968.
Es decir que el sueño de ser
Departamento, no es de ahora, ni creación del chimbotano que
quiere ser el Adán de todo. En esos tiempos todavía Nelson Chui, correteaba por
Chimbote y ni siquiera soñaba con llegar a Andahuasi y Huacho a crear su
empresa de fertilizantes “Agrosuo”.
Lo que sí podemos decirle para
que no nos ningunee, que los huachanos si hemos sido partícipes de luchas, como
el ejemplo que nos dio esa juventud del 60 que marchó a Lima a pie, para lograr
la ansiada Universidad.
¿Por qué éramos provincia de Chancay y por qué deseábamos ser
Departamento de Chancay?
Chancay fue el nombre de la civilización preincaica que se enclavó en
un extenso territorio que llegaba por el norte hasta el valle Fortaleza
(Paramonga), comprendiendo a Pativilca,
Barranca, Supe, Huaura, Huacho, Chancay, así como a los valles Chillón, Rímac y Lurín.
Con el transcurrir de la
historia, nos cercenaron los valles Chillón,
Rímac y Lurín, pero aun así la extensión de la provincia de Chancay era lo suficiente
para ser un departamento, si como decíamos línea arriba contábamos con
Cajatambo y Canta.
Cuando se separa Huaral (1976) y
Barranca (1985), la provincia de Chancay se queda reducida a Huacho y sus
distritos y es aquí que sin consulta de la población un diputado aprista,
mediante una moción cambia la denominación de Provincia de Chancay a Provincia
de Huaura, creando otra confusión y que obliga a que la Municipalidad
provincial de Huaura, tenga que agregar el nombre de Huacho, para poder
diferenciarnos del distrito de Huaura.
Hoy en día, con todo el poder
político y económico a su disposición, Nelson
Chui, intenta avasallarnos y sin consulta previa, quiere cambiar de
denominación al Departamento de Lima, con argumentos fáciles de rebatir en un
debate.
Si antiguamente la Cultura
Chancay, era la más conocida y el modelo a seguir, sin embargo con el
descubrimiento de Caral, Bandurria, Áspero y Vichama, se cambió el rumbo de la historia y
hoy en día, CARAL es más famosa que la Cultura Chancay y ya el sueño de
nuestros antepasados, podríamos decir que quedó relegado.
Pero surge como alternativa CARAL
y creemos que nuestros hermanos de Barranca lo van a defender con todas sus fuerzas.
Esta denominación cuenta con una corriente favorable, la misma
que es respaldada por el historiador y
docente Dr. Filomeno Zubieta Núñez, uno de los pocos educadores de nuestra
Universidad huachana que hasta el momento se ha pronunciado sobre este tema.
Asimismo, el profesor Luis Rubén Palacios
Solano, ex Director de la USE 19 (hoy UGEL 09), es de la idea que de haber
cambio de denominación debe prevalecer la nominación de CARAL, nombre
mundialmente conocido.
El Consejero Regional por la
provincia de Huaura, Miguel Ángel Mufarech es de la opinión que se debe efectuar una
consulta entre los pobladores de las nueve provincias y que sea la ONPE la
encargada de llevar adelante esta consulta y que de por medio se coloquen
varios nombres alternativos.
La mayoría determinará el nombre
del posible departamento, más no la
imposición de un chimbotano, que
abusando del cargo que ostenta circunstancialmente, quiere imponer su capricho.
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